Al enviudar de don Martín de Álzaga, el destino de Felicitas la libera del yugo opresor de su padre y de una sociedad rígida, cuyos moldes la asfixian. Recurre a la sabiduría ancestral de una chaman ranquel, quien la ayuda con sus conocimientos a salir de la oscuridad que ha padecido durante años. Ellas saben que lo mejor de su vida está por venir...